lunes, 27 de febrero de 2012

La elección del .000063%

Por Ari Berman (*)

En un momento en el que se ha convertido en un cliché decir que Ocupa Wall Street ha cambiado la conversación política de la nación atrayendo una atención a las luchas del 99% que debería haber existido hace tiempo la política electoral y la elección presidencial de 2012 son casi exclusivamente definidas por el 1%.
O, para ser más precisos, por el 0,0000063%. Son los 196 donantes individuales que han suministrado casi un 80% del dinero reunido por los súper PAC (comités de acción política) contribuyendo con 100.000 dólares o más cada uno.

Esos PAC, creados por la decisión 5-4 Citizens United de la Corte Suprema en enero de 2010, pueden reunir cantidades ilimitadas de dinero de individuos, corporaciones o sindicatos con el propósito de apoyar u oponerse a un candidato político. En teoría se prohíbe legalmente a los súper PAC que se coordinen directamente con un candidato, aunque en la práctica no son más que una extensión más tenebrosa de las campañas políticas y realizan las mismas funciones que una campaña tradicional sin ninguna de las responsabilidades correspondientes.

Si 2008 fue el año del pequeño donante, cuando numerosos expertos políticos (incluido yo mismo) predijimos que la fusión de la organización de base con el ciberactivismo transformaría la forma de desarrollo de las campañas, 2012 es “el año del gran donante”, cuando la valía de un candidato es proporcional a la cantidad de dinero de su súper PAC. “En esta campaña, cada candidato necesita sus propios multimillonarios”, escribió Jane Mayer en The New Yorker.

“Esto en realidad es la venta de EE.UU.”, afirma el ex candidato presidencial y presidente del Partido Demócrata Howard Dean. “Hemos sido vendidos por cinco jueces gracias a la decisión Citizens United”. En realidad, nuestra democracia se vendió al mejor postor hace mucho tiempo, pero en la elección de 2012 la explosión de los súper PAC ha desviado la mirada del público hacia la asombrosa desigualdad en nuestro sistema político, tal como el movimiento Ocupa iluminó la brutal desigualdad de la economía. Las dos, claro está, se complementan.

“Vamos a derrotar el poder del dinero con el poder popular”, dijo Newt Gingrich después de perder ante Mitt Romney en Florida a finales de enero. Encarnación ambulante del complejo lobby-industrial, Gingrich hizo esa declaración a pesar de que su candidatura está siendo impulsada por un súper PAC financiado por dos donaciones de 5 millones de dólares del magnate de los casinos de Las Vegas Sheldon Adelson. Habría sido más divertido si la primaria presidencial republicana no fuera un caso real de una contienda con mucho dinero y poca participación.

Wesleyan Media Project informó recientemente de un aumento de 1.600% en anuncios en la televisión patrocinados por grupos de intereses en este ciclo en comparación con las primarias de 2008. Hasta ahora Florida ha resultado ser la batalla campal de los súper PAC Allí, el súper PAC pro Romney, Restore Our Future, gastó cinco veces más que el súper PAC pro Gingrich, Winning Our Future. Solo en la última semana de la campaña, Romney y sus aliados transmitieron 13.000 anuncios en la televisión en Florida, frente a los 200 para Gingrich. Un 92% de los anuncios fue de índole negativa de los que dos tercios atacaban a Gingrich, quien irónicamente, fue un ferviente defensor de la decisión Citizens United.

Con la excepción de la candidatura perdedora de Ron Paul y la perturbadora victoria de Rick Santorum en Iowa –donde casi no gastó dinero pero visitó los 99 condados del Estado– los candidatos republicanos y sus súper PAC aliados prácticamente han abandonado la campaña al menudeo y en la base. Han preferido gastar sus fondos de campaña en la televisión.

Los resultados ya se pueden ver en las primeras elecciones primarias y asambleas electorales: una acometida del dinero y un electorado desmovilizado. Indudablemente no es coincidencia que, en comparación con 2008, la participación haya bajado un 25% en Florida y que, esta vez, hayan participado menos republicanos en todos los Estados que han votado hasta ahora, con la excepción de Carolina del Sur. Según los politólogos Stephen Ansolabehere y Shanto Iyengar, los anuncios negativos en la televisión contribuyen a “una implosión política de apatía y abstinencia”. El columnista del New York Times Tim Egan, ha calificado la era post Citizens United de “una democracia con metanfetamina”.


La primaria del 0,01%

Más de 300 súper PAC están registrados ahora en la Comisión Electoral Federal. El financiado por la mayor cantidad de pequeños donantes pertenece a Stephen Colbert, quien ha convertido su show en la televisión en un brillante comentario sobre el deformado paisaje de los súper PAC. El satírico súper PAC de Colbert, “Estadounidenses por un mañana mejor, mañana” ha reunido un millón de dólares de 31.595 personas, incluidas 1.600 que dieron un dólar cada una. Hay que considerarlo como una rara demostración de poder popular en 2012.

Aparte de eso, los súper PAC de ambas partes son financiados por un 1% del 1%. El súper PAC de Romney “Restaura nuestro futuro”, fundado por el abogado general de su campaña de 2008, ha encabezado el rebaño, juntando 30 millones de dólares, un 98% de donantes que dieron 25.000 dólares o más. Diez millones de dólares proceden solo de 10 donantes que dieron un millón cada uno. Estos incluían a tres administradores de fondos de alto riesgo y al republicano de Houston Bob Perry, patrocinador de Swift Boat Veterans for Truth en 2004, cuyos abusivos anuncios hicieron un trabajo tan efectivo en la destrucción de las posibilidades electorales de John Kerry. Un sesenta y cinco por ciento de los fondos ingresados al súper PAC de Romney en la segunda mitad de 2011 procedían del sector de las finanzas, seguros y bienes raíces, conocidos también como la gente que causó la catástrofe económica de 2007-2008.

La campaña de Romney ha juntado el doble que su súper PAC, más de lo que se puede decir de Rick Santorum, cuyo súper PAC –Rojo, Blanco y Azul– ha reunido y gastado más que el propio candidato. Un 40% de los 2 millones de dólares que se han invertido hasta ahora en Rojo, Blanco y Azul provinieron de una sola personas, Foster Friess, un multimillonario conservador de los fondos de alto riesgo y cristiano evangélico de Wyoming.

Después de las sorprendentes victorias de Santorum en Colorado, Minnesota y Missouri el 7 de febrero, Friess dijo al New York Times que había reclutado un millón de dólares para el súper PAC de Santorum de otro donante (anónimo) y había aumentado su propia parte, aunque no dijo cuánto. No lo descubriremos hasta la próxima revelación de la campaña dentro de tres meses, para cuando es casi seguro que la primaria del Partido Republicano estará decidida.

Por ahora, el amigo ricachón de Gingrich, Adelson, ha prometido que se mantendrá con su vacilante campaña, pero también ha dado señales de que si el expresidente de la Cámara pierde, está dispuesto a donar aún más dinero de súper PAC a una candidatura presidencial de Romney. Y hay que recordar que nada posterior a la ley Citizens United impide que un donante como Adelson, resuelto a impedir que el gobierno de Obama bloquee un ataque israelí contra las instalaciones nucleares de Irán, entregue 100 millones de dólares, o en realidad, todo lo que quiera.

Antes de Citizens United, la cantidad máxima que una persona podía donar a un candidato eran 2.500 dólares; un comité de acción política, 5.000; un comité de un partido político, 30.800 dólares. Ahora no existen límites para los súper PAC, y lo que es aún más inquietante, cualquier donante puede hacer una contribución ilimitada a un 501c4, grupos definido por el IRS [Servicio de Impuestos Internos] como “ligas cívicas u organizaciones sin fines de lucro operadas exclusivamente para la promoción del bienestar social”, y para empeorar las cosas, esa contribución se mantendrá eternamente secreta. De esta manera, la política estadounidense desciende aún más a las tinieblas, y los 501c4 ganan rápidamente influencia como “súper PAC anónimos”.

Un reciente análisis del Washington Post estableció que, a un coste de 24 millones de dólares, un 40% de los anuncios en la televisión en la contienda presidencial procedieron de esos grupos “de bienestar social” exentos de impuestos. American Crossroads, destacado súper PAC conservador fundado por Karl Rove, que ataca a candidatos demócratas y al gobierno de Obama, también dirige un 501c4 llamado Crossroads GPS. Ha reunido el doble de dinero que su grupo hermano, todo de donaciones cuyas fuentes permanecerán ocultas a los votantes estadounidenses. Evidentemente el servicio de fondos secretos de los casos especiales de los multimillonarios ahora se llama “bienestar social”.

 

La Industria de Defensa de Ingresos

En su libro Oligarchy, el politólogo Jeffrey Winters se refiere a los actores desproporcionadamente acaudalados e influyentes en el sistema político como la “Industria de Defensa de Ingresos”. Si quieres saber de qué forma la clase adinerada, que prosperó durante los años de Bush y Clinton, encontró un modo de destruir o adulterar casi todo a lo que objetaba en los años de Obama, basta con que mires al control del 1% del 1% sobre nuestro sistema político.

Este simple hecho explica por qué los administradores de fondos de alto riesgo pagan una tasa de impuesto inferior a la de sus secretarias, o por qué EE.UU. es la única nación industrializada sin un sistema de atención sanitaria financiado por los impuestos organizado por el gobierno, o por qué el planeta sigue calentándose a un ritmo sin precedentes mientras no hace nada por combatir el calentamiento global. El dinero generalmente compra elecciones y, sea quien sea el elegido, casi siempre compra influencia.

En la elección de 2010, el 1% del 1% representó un 25% de todas las donaciones relacionadas con la campaña, totalizando 774 millones de dólares, y un 80% de todas las donaciones a los partidos demócrata y republicano, el mayor porcentaje desde 1990. En la competición al Congreso de 2010, según el Center for Responsive Politics, el candidato que gastó el máximo ganó un 85% de las elecciones a la Cámara y un 83% al Senado.

A los medios les encanta la historia del desaventajado, pero actualmente es menos probable que pueda ganar. En vista del precio de las campañas y la abrumadora ventaja de gastar más que tu oponente, no es sorprendente que casi la mitad de los miembros del Congreso sean millonarios y que el patrimonio neto promedio de un senador de EE.UU. sea de 2,56 millones de dólares.

La influencia de los súper PAC ya se hizo evidente en noviembre de 2010, solo nueve meses después del dictamen de la Corte Suprema. John Nichols y Robert McChesney de The Nation señalan que de los 53 distritos competitivos de la Cámara donde la organización Crossroads de Rove gastó más que los candidatos demócratas en 2010, los republicanos ganaron en 51. Pero resultó que la última elección fue solo un aperitivo de la extravagancia monetaria que es 2012.

Los republicanos vuelven a contar con la ventaja de los súper PAC este año, cuando los costes de la contienda presidencial y de todas las demás por los puestos federales aumentarán de 5.000 millones en 2008 a 7.000 millones el próximo noviembre. (La elección de 2000 costó “solo” 3.000 millones de dólares). En otras palabras, la cantidad gastada en esta temporada electoral será aproximadamente el equivalente al producto interno bruto de Haití.


El mito de los pequeños donantes

En junio de 2003, el candidato presidencial Howard Dean consternó al establishment político al juntar 828.000 dólares en un día por Internet, con una donación promedio de 112 dólares. Dean, de hecho, obtuvo un 38% de los fondos totales de su campaña de donaciones de 200 dólares o menos, sembrando las semillas de lo que muchos pronosticaron que sería una revolución de pequeños donantes en la política estadounidense.

Cuatro años después, Barack Obama reunió un tercio de los 745 millones de dólares sin precedentes que obtuvo para su campaña de pequeños donantes, mientras Ron Paul juntó 39% de pequeños donantes en el lado republicano. Gran parte de la campaña de Paul fue financiada por “bombas de dinero” en línea, cuando partidarios entusiastas generaron millones de dólares en breves estallidos coordinados. La cantidad de dinero reunido en pequeñas donaciones por Obama, en particular, provocó esperanzas de que su campaña hubiera encontrado un camino para romper el asidero mortal de los grandes donantes sobre la política estadounidense.

En retrospectiva, la utopía de pequeños donantes que rodea a Obama parece ingenua. A pesar de toda la atención mediática adulatoria sobre sus pequeños donantes, el candidato obtuvo la mayor parte de su dinero de grandes donantes. (Normalmente, en la actualidad, los miembros titulares del Congreso obtienen menos de un 10% de los fondos de su campaña de pequeños donantes, cuya cantidad disminuye cuando se llega a los ámbitos gubernativos y de legislaturas estatales). Los principales donantes de Obama incluían a empleados de Goldman Sachs, JP Morgan Chase, y Citigroup, de quienes no se puede decir que sean abanderados de los indefensos. Por razones obvias, la campaña prefirió destacar en su narrativa a los pequeños donantes por sobre los grandes, y lo sigue haciendo en 2012.

Curiosamente, tanto Obama como Paul reunieron más dinero de pequeños donantes en 2011 que en 2008: el 48% y 52% de sus sumas totales, respectivamente. Pero en la era del súper PAC ese dinero ya no tiene el mismo impacto. Incluso Dean duda de que su campaña de 2004 contra el establishment, alimentada por Internet, tuviera el mismo éxito actualmente. “Los súper PAC han hecho que una campaña en la base sea menos efectiva”, dice. Todavía se puede realizar una campaña en la base pero el problema es que ahora se puede abrumar por televisión y por el envío de correos sucios… Es un gran cambio desde 2008”.

Obama es un candidato con doble personalidad, lo que hace que su campaña sea igualmente esquizofrénica. La campaña de Obama afirma que obtiene un 98% de su dinero de pequeños donantes y que está “organizando la mayor campaña en la base en la historia de EE.UU.”, según el jefe de su campaña Jim Messina. Pero las ingenuas estadísticas y la retórica que las acompaña son profundamente engañosas. De los 89 millones de dólares reunidos en 2011 por el Fondo de la Victoria Conjunta de Obama, una colaboración del Comité Nacional Demócrata (DNC) y de la campaña de Obama, un 74% provino de donaciones de 20.000 dólares o más y un 99% de donaciones de 1.000 dólares o más.

La campaña tiene 445 “empacadores” (apodados “recabadores voluntarios de fondos” por la campaña), que reúnen dinero de sus amigos acaudalados y lo empacan para Obama. Han reunido por lo menos 74,4 millones de dólares para Obama y el DNC en 2011. Sesenta y uno de esos empacadores reunieron 500.000 dólares o más. Obama realizó 73 actos de recolección de fondos en 2011 y 13 solo el mes pasado, donde el precio de admisión fue casi siempre 35.800 dólares por persona.

Un aumento de las contribuciones de pequeños donantes y una oleada de recabadores de grandes cantidades de dinero no fueron suficientes, sin embargo, para otorgar a Obama una ventaja por sobre los republicanos en la búsqueda de dinero. Por eso la campaña de Obama, que hasta hacer poco se oponía firmemente a los súper PAC, repentinamente cedió y declaró su apoyo a un súper PAC pro Obama llamado Priorities USA.

Un día después del anuncio de que la campaña, como las de sus rivales republicanos, utilizaría los súper PAC, Messina habló en el Club Core en Manhattan, solo para miembros, y “aseguró a un grupo de donantes demócratas de la industria de servicios financieros que Obama no satanizará a Wall Street mientras reafirma los llamados populistas en su campaña para la reelección”, informó Bloomberg Businessweek. “Meddina dijo al grupo de donantes de Wall Street que el Presidente tiene la intención de competir contra Romney, no contra la industria que hizo ganar millones al exgobernador de Massachusetts”.

En otras palabras, no hay que esperar un retorno convincente al tema de la gente contra los poderosos en la campaña de 2012, a pesar de que Romney, si fuera candidato, sería particularmente vulnerable a esa línea de ataque. Después de todo, hasta ahora su campaña ha obtenido solo un 9% de sus donaciones de pequeños donantes, mucho menos que el 21% del senador John McCain en 2008, y el 26% de George W. Bush, en 2004.

En el cuarto trimestre de 2011, Romney obtuvo más fondos que Obama de las principales firmas de Wall Street por un margen de 11 a 1. Sus tres máximas contribuciones a la campaña provienen de empleados de Goldman Sachs (496.430 dólares), JPMorgan (317.400 dólares) y Morgan Stanley (277.850 dólares). Los bancos han perdido popularidad, pero su dinero para la campaña es indispensable para la clase política y por lo tanto siguen siendo tan poderosos como siempre en la política estadounidense.

Recientemente, en su show, Stephen Colbert señaló que la mitad del dinero (67 millones de dólares) reunido por los súper PAC en 2011 provino solo de 22 personas. “Es 7 millonésimas partes del 1 por ciento”, o sea, aproximadamente el 0,000000071%, dijo Colbert mientras rociaba con un extintor de incendios su calculador humeante. “Por lo tanto: Ocupa Wall Street, vais a tener que cambiar esas pancartas”.

 

(*) Escritor y colaborador de la revista Nation y Asociado de Investigación periodística en el The Nation Institute. Su libro: Herding Donkeys: The Fight to Rebuild the Democratic Party and Reshape American Politics (Picador) apareció ahora en rústica con un nuevo epílogo. Está en Twitter@AriBerman.
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viernes, 10 de febrero de 2012

Tres libros y un copete

Por Daniel Salinas Basave*


La historia de México está llena de presidentes que jamás leyeron un libro en su vida. Vaya, llegamos al extremo de tener presidentes que ni siquiera sabían leer. Vicente Guerrero, héroe de la patria y segundo mandatario en la historia de la República, nunca aprendió a leer y padeció horrores para pronunciar su discurso en su toma de posesión el 1 de abril de 1829.

Pero con toda franqueza, era comprensible y hasta justificable que don Vicente no supiera leer. Un presidente encarnado en el corazón del pueblo, era coherente en su analfabetismo con un pobre país donde más del 90% de la gente no sabía distinguir las letras. De origen muy humilde, este mulato fue un arriero que se sabía de memoria las veredas y los desfiladeros de las sierras del Sur y que tenía una inteligencia natural para el combate en inferioridad numérica y de armamento.

Benito Juárez aprendió a leer a los 18 años, pero sin duda aprendió muy bien. Porfirio Díaz no era analfabeto, pero tampoco era un consumado lector y algo me hace pensar que Victoriano Huerta tampoco era un derroche de cultura, lo mismo que Álvaro Obregón, que pese a ser autor de un libro donde narra sus memorias de campaña, no lo imagino entregado a la lectura.
Ser culto tampoco garantiza ser buen presidente. José López Portillo sin duda leyó muchísimos libros (y escribió otros tantos) y seguro estoy que hubiera respondido con maestría y soberbia si un reportero le hubiera preguntado por los libros que marcaron su vida.

Con Enrique Peña Nieto va más allá de su analfabetismo semifuncional. El problema está en lo que hay detrás de esa absoluta ignorancia, de esa superficialidad rampante, de esa barata filosofía de las 140 palabras que le basta para ser favorito en las encuestas. El problema está en el hueco absoluto y el vacío abismal que hay dentro de la cabeza que sostiene ese ridículo copete. El analfabetismo de Peña no me sorprende. Su figura encarna al perfecto bobo que no lee un libro en su vida. Lo que me sigue sorprendiendo y me genera una crisis de rabia e impotencia, es que semejante imbécil sea el favorito para ser el próximo Presidente de México. Vaya, en un país de más de 100 millones de habitantes, donde hay luchadores sociales, científicos, pensadores, profesores, activistas y millones de seres humanos de carne y hueso a los que nos corre sangre por las venas, un cabeza hueca es la única persona que puede soñar con la Presidencia. Lo grave no es Peña, sino el pobre y desgraciado país que va a votar por él.

Lo que me aterra no es la absoluta falta de ideas en la cabeza vacía del mexiquense.

Lo que de verdad me aterra es la cabeza vacía de un país que lo tiene en la cima de sus preferencias. El liderato de Enrique en las encuestas un pésimo síntoma como nación, una señal clara o un termómetro que indica el bajísimo nivel de nuestra autoestima, lo desechables que son nuestros principios si es que existen.

Pienso en los otros candidatos favoritos que hemos tenido en épocas preelectorales y caigo en cuenta de que nunca habíamos caído tan bajo como con el fantoche del copete. Cierto, Vicente Fox no ha leído muchos más libros que Peña. El guanajuatense de las botas es ignorante hasta el hartazgo (y miren que Borges es algo así como una liturgia en mi vida, pero aún así se lo perdono). La diferencia es que a Fox le corría sangre por las venas. Tarado, bruto, dicharachero, pero con una innegable dosis de honestidad que lo hacía humano.

Puedo entender que un votante estuviera enamorado de Fox y me parece comprensible que hubiera carisma en esas botas con bigote. Sin ser un derroche de cultura, seguro estoy que Andrés Manuel López Obrador ha leído muchos más libros que Peña y Fox juntos. Intolerante, ideático, mesiánico y delirante, AMLO no me gustaba nada y de hecho voté en su contra en 2006, pero aun así entendía perfectamente que pudiera seducir a un votante. AMLO me parece una persona honesta, con convicciones, con ideas y sobre todo, con sangre en las venas y un corazón en el pecho.

Entiendo que Fox y López Obrador hayan sido en su momento favoritos y hayan motivado a millones de mexicanos a darles su voto, pero con toda franqueza y con brutal honestidad, debo confesar que aún no puedo entender cómo alguien pueda siquiera considerar darle un voto a Peña Nieto. Con todo y sus defectos y sus fanatismos, Fox y AMLO me parecían tipos honestos. Tipos de verdad.

Peña Nieto me parece la encarnación de la falsedad, de la hipocresía, de la superficialidad. Nada, absolutamente nada me parece auténtico en ese producto del teleprompter, de la frase vacía, del concepto prefabricado. Si Peña se convierte en presidente de México, será la confirmación y el triunfo de la teoría un libro que es ya un clásico y que por supuesto Enrique no ha leído ni sabe que existe. Me refiero al genial Homovidens de Giovanni Sartori.La mexicana es una sociedad teledirigida, una sociedad que le cree ciegamente a López Dóriga y al Teletón.

El candidato perfecto para una sociedad apática, resignada y apocada a la que no le queda nada mejor que hacer que ver la tele. El triunfo de Peña confirmaría al peor México.

Como consuelo debo agradecerle a ese ignorante que me haya ayudado a tener las cosas claras. Por lo menos tengo la absoluta convicción de quién no quiero que gane las elecciones.

* El autor es periodista y ganador del premio Estatal de Literatura categoría Ensayo.


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Encuestas 2012: Cómo mentir con estadísticas

Este es el título de un libro muy popular, escrito en los 50s, que debería ser texto obligatorio en las escuelas para evitar los engaños de tecnócratas quienes creen que con simples manipulaciones pueden desviar a la opinión pública. Agregando a ello la tendencia de la mayor parte de la gente a dejarse apantallar por la contundencia de unas matemáticas que no comprenden, se tiene la fórmula de la mentira perfecta. Recientemente se han publicado encuestas, apoyadas en vistosas gráficas, en donde quizá exista alguna intención no muy velada de sembrar una cierta desesperanza al respecto de la elección del 2012. Parece querer presentarse como un asunto cerrado, dada la magnitud de la ventaja de uno de los contrincantes que puede apreciarse en las gráficas. Pero mirando un poco hacia las notas de pie de página vemos que estas gráficas apenas representan una parte de la historia. Por ello es que se escribe este post para ver the big picture.

El capítulo 5 del libro Como Mentir con Estadísticas nos enseña como ajustando los parámetros de una gráfica es posible manipular la percepción de quien la mire sin tener que falsear los datos. Así, una ventaja mínima por parte de un candidato, puede representarse como una ventaja inalcanzable sin tener que decir mentira alguna, dejando que sea el lector quien se engañe a sí mismo. Veamos, la gráfica que presenta Mitofsky se ve más o menos así:
El mensaje es claro: All your base are belong to us. Resistance is futile. Es decir, ya ni que hacer, una ventaja así no hay ni como remontarla.

Pero viendo la letra chiquita, dice textualmente: No suma 100% debido a que no incluye al 22% que no declara preferencia. ¡Ajá! Veamos ahora la gráfica agregando este dato:

Al introducir a este cuarto actor, aquel que aun está indeciso, vemos que la "incalcanzable" ventaja que se quiere representar en la primera gráfica quizá no es tal. Basta encimar la barra morada sobre la azul o la amarilla para imaginarse una carrera muy cerrada.
Pero vayamos más allá. Al final del documento de Mitofsky hay una cifra que resulte quizá la más reveladora de todas: 51.7% de los entrevistados rechazan la entrevista, son los "No sabe/No contestó".
Las razones pueden ser múltiples: "No sé, no me esté molestando, tengo trabajo"; "No está mi mamá"; "Mejor no contesto, no vayan a ser los Zetas". Es decir, en este universo de rechazo a la entrevista hay votantes, gente real que por alguna razón u otra no contesta la encuesta.
Asumimos pues que el 48.3% que conforman el universo de los que responden son, por un lado los que claramente apoyan a un partido, su voto duro; y por el otro, los que cuando llegaron los encuestadores no tenían nada mejor que hacer y viven en zonas donde el miedo no cabalga prepotente.
Así que, veamos la gráfica completa, the big picture:
Oh-oh. Parece ser que visto así, el uso propagandístico de esta gráfica es inútil. No dice en verdad mucho al respecto de por donde irá la elección, sobre todo si llegado ese día la participación ciudadana es amplia y vigorosa.
Dado el lamentable estado en el que se encuentra el país, con índices de percepción de corrupción gubernamental aun peores de los que hubo cuando la sociedad se volcó a "sacar al PRI de los Pinos", pero con el enorme agravamiento de la violencia que vivimos hoy en día más un estancamiento en todos los rubros que importan al ciudadano -desde crecimiento económico hasta calidad de salud y educación- podríamos especular que quizá en 2012 la participación ciudadana también superará el 60%. Digamos que "sacar al PAN de los Pinos" podría ser un aglomerador del voto en 2012.
Para finalizar, hagamos ahora un ejercicio contrapropagandístico, sumemos las columnas negra y morada y pongámosle la etiqueta "Decidirán en los próximos meses":
Aquí la ventaja del PRI se ve totalmente insignificante. No está por demás recordar que justamente por estas fechas hace 12 años, la última vez que el PRI tuvo un candidato con posibilidades de llegar a los Pinos, sus perspectivas se veían aun mejores de las que hoy tratan de mostrar a favor de Peña Nieto.
Así que, en conclusión, nadie debe cantar victoria y nadie debe desanimarse, la moneda está en en el aire y las declaraciones de arrogante humildad mirreyanas no tienen lugar como tampoco lo tiene el tirarse al suelo y pensar que todo está perdido para algún candidato.
Nadie sabe quien será presidente en 2012, la mayor parte de la gente parece no saber por quien votará o prefiere no expresarlo ante otros. El resultado dependerá de la capacidad de cada candidato para ganarse la preferencia de los electores, más que de las maquinarias de los partidos.
Por ahora va quedando claro que quien busca mentir con estas verdades, truqueando, si no los datos si la forma de presentarlos, es quien quizá tiene más miedo de salir perdedor. ¿Sabrá algo que los demás no sabemos?
Recordemos que en 2006 Madrazo obtuvo el 22% de los votos, que son quizá el piso mínimo que puede tener un candidato del PRI. Pareciera pues que hasta ahora los únicos realmente convencidos de votar por Peña son exactamente los mismos.
Para el gigantesco gasto en imagen y promoción que hasta ahora ha tenido Enrique Peña, ocupando las pantallas de televisión con mayor frecuencia que los galanes de telenovela, quizá la encuesta de Mitofsky, vista en la totalidad de sus resultados, debería ser algo preocupante para este partido.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Lavado de dinero y cosas peores

El día lunes se publicó que el Servicio de Administración Tributaria (SAT), va a indagar a 56 legisladores, entre diputados y senadores, por no haber declarado ingresos adicionales que fueron depositados en efectivo a sus cuentas personales, aunque el SAT se niega a señalar quienes son esos legisladores, argumentando el secreto fiscal, no podemos dejar pasar que el Impuesto a los Depósitos en Efectivo (IDE) se estableció con ese propósito, aunque hasta hoy sólo ha dado algunos resultados menores y la autoridad fiscal ha sido incapaz de utilizarlo para localizar a los grandes evasores fiscales y a quienes manejan grandes cantidades de dinero en efectivo si explicación alguna.

Lo anterior viene al caso por que la semana pasada se dio a conocer el informe del Global Finacial Integrity (GFI) sobre el lavado de dinero en México.

El informe concluye que la fuga ilegal de capital procedente de México en los últimos cuarenta años representa 872,000 millones de dólares. Una suma por demás alarmante cuando se entiende que mucho de estos flujos ilícitos son el producto de la corrupción, sobornos o comisiones, actividades criminales y esfuerzos por evadir a las autoridades fiscales nacionales, aunque una porción también considerable es consecuencia de la incertidumbre, expropiaciones y otros actos arbitrarios por parte de la autoridad.

Con el estudio hecho por GFI, los 56 legisladores sujetos a indagación por parte del SAT y dos maletas con dinero en efectivo incautadas en un aeropuerto, como evidencia, la conclusión de esta semana es, que en México no existen los mecanismos institucionales mínimos para garantizar la fiscalización de los recursos públicos y privados. Otra hipótesis es que algunas leyes, comenzando por las electorales en estos tiempos, hacen más por ocultar que por transparentar.

Resulta sorprendente que después de cinco años y medio de lucha frontal contra el crimen organizado no se registren datos sobre una disminución de flujos financieros ilícitos.

En cambio, en los últimos diez años, los flujos medios anuales de salida de capital ilícito ascendieron a 49,600 millones de dólares. Es decir, en estos últimos diez años se concentra casi la mitad de la fuga ilícita de capital de las últimas cuatro décadas.


Con estos hechos inicia la contienda electoral, con la gran incertidumbre de que las campañas puedan contar con recursos de procedencia ilícita, ante las laxas leyes con las que contamos en el país.

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miércoles, 1 de febrero de 2012

Pensiones: tapar el sol con el dedo

El presidente Felipe Calderón dio a conocer un apoyo monetario a adultos mayores de 70 años y más, tal como se hace en la Ciudad de México desde que Andrés Manuel era jefe de gobierno.

La medida a estas alturas de la administración no puede ser otra cosa que electoral, pues con ese apoyo de 500 pesos al mes, se pretende llegar a una meta de 3.5 millones de beneficiarios ubicados en zonas de alta o muy alta marginación y que no cuentan con pensión de instituciones formales.

Lo anterior ha dado pie a la reflexión sobre el estado de las pensiones y la calidad de vida de los pensionados en México. Cualquier apoyo solidario es loable, pero particularmente este es insuficiente: su fondeo es no inflacionario, ya que se encuentra dentro del presupuesto aprobado.

Veamos un poco las cifras: en nuestro país de un total de 112 millones de habitantes, las mayores de 65 años son 6.9 millones de personas, esto es el 6.2% del total. Dentro de este rango, las personas que cuentan con una pensión institucional (IMSS e ISSSTE) son 3 millones 600 mil, esto representa el 3.2% del total nacional y el 52% respecto a la población de 65 años y más. Comparados con Chile, donde las personas mayores de 65 años y que están pensionados, equivalen al 72% de ese rango de edad, la cifra de pensionados en nuestro país es muy pequeña, además el nivel de pensiones es muy bajo, por no decir paupérrimo, lo que se está haciendo por parte del Gobierno Federal, son mecanismos de compensación necesaria.

En la actualidad para mantener la pensión institucional se requiere cumplir con una “comprobación de supervivencia de pensionados”, que consiste en una visita a la institución que otorga la pensión, sin considerar que cuando se tiene más de 65 años, hay gente inválida o enferma, y se les exige cumplir con el requisito, éste se vuelve un verdadero reto por la sobrevivencia, ya que no hay alternativa para la gran cantidad de personas pensionadas que no puede ir por tener dificultades físicas; además del trato inhumano y denigrante por parte del personal que labora en el ISSSTE e IMSS, hacen que la comprobación física cada seis meses sea una verdadera tortura.

Alguna institución o bien una de las muchas comisiones del Congreso deberían realizar una investigación al respecto, además de ocuparse de los montos de las pensiones, ya que el nivel de ingresos de los pensionados es bastante inequitativo, principalmente son los ex funcionarios de alto nivel del gobierno y de Instituciones públicas como IMSS, PEMEX o empresas financieras, los que tienen niveles de pensión altos, mientras que la enorme mayoría cuenta con una pensión de supervivencia.

Tenemos una cantidad de 3.5 millones de habitantes pensionados, de estos, pocos tienen pensiones de vivencia lógica (que les permita afrontar sus necesidades básicas), lo que conlleva posteriormente al abandono de los adultos mayores.

Es una vergüenza que en México sea inhumano y denigrante todo el mecanismo de pensiones para las personas de mayor edad y, que, con mira a las elecciones federales se intente tapar el sol con un dedo.

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